jueves, 29 de julio de 2010

Recuerdos

Si, los se últimamente ando muy prolífico, pero es que he tenido tanto tiempo para pensar en estas cosas, en estos temas que te regalo con amor y con dolor, estas simples letras tecleadas con tanto cariño y con tanto gozo desinteresadamente y con tanto deseo de que te lleven a una reflexión sencilla pero renovadora, o cuando menos eso intento. Y hoy me estaba preguntando sobre el amor, que es que significa y cuantas veces me ha acariciado. También cuantas veces me ha pegado y cuan cerca estuve de él y no me di cuenta???...



En el principio solo había un caos, hasta que vino una niña menuda, de piel obscura y de sonrisa torcida, explosiva y dulce, recuerdo que yo imaginaba que sus besos sabrían a chocolate ja!, era terriblemente extrovertida, tenía una risa escandalosa y sus modos eran casi agresivos, se movía ágilmente y siempre callaba su incomodidad con una escandalosa carcajada al tiempo que se sonrojaba, su nombre es Verónica. Recuerdo que me gustaba escucharla hablar siempre contenta en la conversación, y lo más peculiar de sus charlas era los temas, no la telenovela o la cancioncita de moda, no, jamás! Eran temas curiosos e incluso algunas veces perversos, pero no la perversidad simplona de la niña jugando a ser mujer grande, no sus platicas eran perversas en el autentico sentido de la palabra, los temas eran obscuros, sueños y fantasías de una perfecta asesina en potencia, era como charlar con una malévola bruja amargada, imaginaba mil y un formas de torturar a los otros, a los que no eran como ella, a los que no sabían odiar como es debido a los 10 años, si recuerdo unos comentarios terriblemente atroces travestidos de picara inocencia. Si recuerdo que con ella pude sentirme feliz, con ella reí desesperadamente, hasta el llanto por primera vez. En esta noche acelerada y luminosa, Verónica yo te invoco!



Mi segundo amor no tardo en aparecer pero era un amor duro, era un amor que me hacía sentir culpa, pena y dolor, un amor prohibido por incompatible, el amor hacia un camarada de género, un amor que me hizo duro un amor negado y hasta este momento callado, el viene a mi mente como un ser de ultratumba, una figura delgada con mas huesos visibles de los que son necesarios mostrar, una tez blanca que aunada al color ocre de su cabello se mostraba espectral con una sonrisa parecida al rigor mortis que se mira en las morgues sus ojos hundidos y su eterno chalequito un día azul otro negro. Rojo para las ocasiones especiales recuerdo que recién entro a le conocí, sentía una extraña fascinación, una curiosidad mórbida por saber a qué plano pertenecía ese ser, me lo imaginaba salido de una tumba con una vida secreta, en la que de día era un muchachillo X de cualquier escuela y de noche se dedicaba a saquear tumbas y susurrar en lenguas extrañas pertenecientes a los muertos, en la cotidianeidad era un casi joven simple, sin altibajos y apasionado de la televisión, de los comics y de pasear en bicicleta, recuerdo los paseos que hacíamos largos duraban horas y no parábamos más que para lo necesario reíamos mucho, el sí de todo se burlaba menos de sí mismo, era demasiado orgulloso y nunca pudo reírse de sí mismo. Iván es su nombre y con el aprendí lo doloroso que es callar. En esta noche ruidosa y acelerada, Iván yo te invoco!



Recuerdo que fue en el parque cercano a la casa donde la conocí, sentada en el pasto jugando con un perro, la recuerdo riendo mientras acariciaba y estrujaba al perro, su cabello largo su piel blanca y su vestido azul claro con adornos rosas y su diadema rosa a juego. Cursi hasta decir no mas, nerviosa, siempre mirando a todas las mujeres, niñas y adolescentes que pasaban cerca, siempre sacando a relucir algún defecto, siempre cruel al momento de ser sincera, pero regalaba una sonrisa después de cada critica que hacía que lo perdonaras todo hasta la mayor ofensa quedaba borrada después de esa sonrisa. Lucia, la niña que compraba revistas de moda y se conocía los nombres y marcas de labiales, sombras y demás maquillajes. Lucia la señorita que cantaba canciones terriblemente cursis, anticuadas. Lucia la que siempre me regalaba un beso casto cuando le regalaba una rosa, recuerdo que le preguntaba cómo se iba a vestirse para conseguirle una rosa que hiciera juego, esas cosas le encantaban, también leía cosas horribles como novelas de Corín Tellado, pero lo que más me gustaba de ella era que me platicara sobre construcciones, le encantaba caminar por el centro y repetirme una y otra vez sobre los arcos, las columnas y los estilos. Lucia la romántica, Lucia la soñadora. Lucia la fashionista. En esta noche estrellada y acelerada, yo te invoco!



Y llegaron tiempos de cambio, cambio de escuela cambio de casa cambio de ciudad, gris tiempo en cuestiones de amor, gris porque nada fue claro, nada me apasiono tanto, aunque ahí estaba Gabriela, con su varonil modo de andar por la vida, siempre fuerte y terriblemente masculina dentro de su encantadora femineidad, siempre entregada a las causas perdidas, soñadora y curiosa, creo es la mujer más caritativa que he conocido, nunca negó un beso, nunca pidió nada a cambio. Siempre atenta para con los deseos de los demás. Sensual alma caritativa que respondes al nombre de Gabriela, yo te invoco!



Y la vida cual rueda de la fortuna volvió a girar regresándome al terruño, a la tierra prometida a mi ciudad natal hermosamente contaminada, con sus palacios cubiertos en cuyo interior susurraban viejos dioses ya olvidados por muchos, dándome la bienvenida y deparándome maravillosas y dolorosas sorpresas. Alina sería la más inmediata, con su cabello castaño, sus ojos almendra y su risa sínica, interesada por fuera pero por dentro siempre feliz de ser cortejada y amable, temerosa de la noche y las criaturas que en ella viven, temerosa de dios y del diablo. Cariñosa y soñadora, castigadora pero sincera, hay cuanto le recuerdo cuando escucho la música que escuchábamos en esos tiempos. Por ella llore muchas veces, pero no tantas como las veces que reí. Recuerdo que le gustaba el cine, el horrible pop que sonaba por esa época. Alin castigadora, Alin cautivadora en esta noche de mascarada yo te invoco!



Cuando entre a la preparatoria a mi delicioso CCH vinieron tantos descubrimientos, tantos mundos, tanta gente tanta diversidad, y yo inquieto abrase muchas causas, ame a muchas personas y me enamore de tantas, Saúl y su alegría, sus desplantes, su sarcasmo y su inteligencia corrosiva, Giselle, su pasión por las letras, lo oculto y la cultura nórdica, Ana y su sencillez, el erudito simplismo de Carlos, la crueldad de Sandra, la impecable resignación de Desiré, La dolorosa Karla, el delirio casi esquizoide de Alfonso, las buenas maneras de el otro Carlos. Hay tanta gente tantos mundos tantos cambios. Tantos amigos que amo con tanta franqueza y tanto gusto, gratitud. Iveth y sus incondicional afecto, Oscar y su parecido a mí. Juanita y su candidez. Como evitar incluirlos en este recuento de mis relaciones amorosas. Edgar y su aparente frialdad, Omar y su alegría, Tania y su arte, Jorge y su activismo, la otra Sandra fría y calidad como solo ella puede serlo Eduardo y su aparente inocencia… Amigos míos, desamparados hijos de Eva, en esta tertulia mental, aquelarre de ensoñaciones y recuerdos, los invoco!!!



Han sido demasiados recuerdos para una noche, besos de sabores, y abrazos de colores, diversos y únicos, irrepetibles e inigualables, me despido pero quiero preguntarte; tu ¿Cuántas veces te has enamorado?

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