martes, 27 de julio de 2010

Un texto para jugar




Noches locas, con charolas de quesos y botellas de vino, uvas para despertar los sentidos y luz tenue para arrullar al consiente. Música suave para invitar a los cuerpos, a esos, los ajenos que te rodean y que desean tanto como tu un bacanal de sensaciones, conocidas y nuevas, renovando los votos para con lo sensual y rindiendo culto a antiguas deidades pagando besos prohibidos como tributo vitalicio.



Noches de dulce placer, que no por dulce deja de ser mortalmente doloroso. Noches de amor y de pasión, de explorar nuevas formas y de enaltecer posturas negadas, viejos tabúes que nadie se atreve a aceptar, besos negros y rojos que nos reconocen en huelga de la ternura preconcebida, de la falsa verdad, de la pragmática sexualidad campirana. Anhelos de la emancipación en la horizontal. Necesidad de probar nuevos sabores, nuevas formulas otras manos, otros ojos, otros labios…



 
Urgencia de que comience el aquelarre, necesidad de sentir otros cuerpos y comulgar los unos de los otros. El culto lo permite todo menos la negación, la mustia moralina que niega la belleza de la vida. Aquí no hay lugar para la hipocresía ni para la ignorancia del ser; aquí no existe la depravación, ni la culpa, ¡Oh, Terrible palabra! Este es el lugar sin límites, tierra prometida para los amorosos donde todas las copas son llenas y el hambre saciada.



Este es el reino de los cielos. ¡¡¡Bienvenido!!!

1 comentario:

  1. Bacanal de piernas, fiesta de labios. Anfitriones colgantes sin ropa, saludando de noche y coqueteando de día. Nos queda la cruda, el pecado banal del goce, el placer invertido y vaciado. Buen post.

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